THE MOTHER. De ROGER MICHELL
Resulta muy reconfortante cuando uno va a ver una película de la que sabe poco o casi nada y se encuentra con algo como esto. Sin duda alguna The Mother pasará totalmente desapercibida por nuestras carteleras, salvo en algunos cines de versión original en los que imagino que se tirará una temporada.

Que nadie piense que se trata de una película de arte y ensayo o de la última culturipollada del director-artistucho de turno, se trata simple y llanamente de una buena historia bien contada. A priori el argumento puede sonar algo escabroso, ya que la película nos cuenta la historia de una mujer que pasa holgadamente los 60 y que tras quedar viuda se enamora del novio de su desdichada hija, pero todo se cuenta de tal modo que lo que aparece en pantalla es más que creíble.

La madre que da nombre al título está interpretada por Anne Reid, actriz conocida en Inglaterra por sus papeles en series televisivas o telefilmes, su carrera en el cine ha sido casi nula. Su nombre es May, y tras la muerte de su marido se traslada una temporada a casa de su hija Paula, que no encuentra un buen trabajo y se dedica a dar clases de escritura creativa. Durante el día va a casa de su hijo en la que Darren, un amigo de la familia y ligue de su hija, está haciendo un porche. La madre al principio desconfía de este tipo hasta que poco a poco le empieza a caer bien, demasiado bien. Ella es una mujer que sin querer hacer daño a los demás es incapaz de responsabilizarse de ellos y menos aún, en una época en la que trata de encontrar algo que la despierte en su vida y le ayude a recordar su juventud.

A parte de Anne Reid, el resto de actores también están geniales, empezando por Daniel Craig (el hijo cabrón de Paul Newman en Camino a la Perdición), que da vida a Darren, un hombre que vive al día, que disfruta de la vida pero que realmente no sabe que quiere y que esperan los demás de él. También es excelente la interpretación de Cathryn Bradshaw, que da vida a Paula, una mujer soltera y con un hijo que reprocha a su madre el no haberla atendido nunca como a una hija.

La historia y todo lo que sucede en ella es una especie de catalizador para que a cada uno lo pongan en su sitio en una familia aparentemente feliz y perfecta pero que tienen mucho que resolver. De todas formas no se trata de un drama insoportable, también hay algunas escenas que despiertan carcajadas y en general es una película que si bien es intensa no se recrea en las miserias de los personajes para que uno se deprima tras verla. Es una película de personajes, como la vida misma, en la que todo sucede como ocurriría en cualquier familia.

El director, el sudafricano Roger Michell, se separa un poco del cine que le ha popularizado (Notting Hill, Al Límite de la Verdad), más comercial, para centrarse en un relato con menos tirón pero superior a sus trabajos habituales.

En lo técnico hay que decir que la película tiene una fotografía excelente, muy luminosa y explota al máximo los distintos decorados, que son pocos y casi siempre en interiores de pequeño tamaño. No es una de esas películas que como es más "independiente" se ve obligada a marearte con la cámara.

Así que si veis la oportunidad de tragaros esta película y dado que en las últimas semanas no hemos tenido nada especialmente interesante, os recomiendo que os gastéis el dinero de la entrada en esta estupenda película.

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